24 de noviembre de 2010

Sara Herrera Peralta


Nota bio-bibliográfica

Sara Herrera Peralta (Jerez de la Frontera, 1980) es autora de los poemarios La selva en que caí (Torremozas, 2007), De ida y vuelta (Premio Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos - Difácil, 2009), Sin cobertura (La Bella Varsovia, 2010) y Provocatio (Premio Ana de Valle - Ayuntamiento de Avilés, en prensa).

Sus poemas han sido incluidos en antologías como Poemas para un minuto I (Hipálage, 2007), Voces Nuevas, XX Selección (Torremozas, 2007) y 50 maneras de ser tu amante (Puntos Suspensivos, 2010). Colabora ocasionalmente con revistas especializadas (La sombra del membrillo, Palabras Diversas, El coloquio de los perros, MLRS, Catálogos de Valverde 32, Nayagua o el fanzine Bar Sobia). Su obra ha sido parcialmente traducida al francés y al portugués.

MBA especializado en Comunicación y Medios por el ESG Graduate School of Management de París, Master en Dirección de Marketing y Comunicación por la UOC, es Diplomada en Turismo y Diplomada en International Management Assistance con intercambio en universidades de Helsinki y San Petersburgo. En la actualidad estudia un Grado en Lengua y Literatura Españolas. Desde 2007 reside en París.

Selección de poemas

Del poemario Provocatio (Premio Ana de Valle – Ayuntamiento de Avilés, en prensa):

Dreams agency

Cantamos y maldecimos los días de hambre,

de hambre y de Nocilla,

teniéndolo todo y no teniendo nada.

Cantamos creyendo en el paraíso

de una playa desierta con palmera inclinada,

el olor salado y el sonido de las olas,

cabalgando.

Testimoniamos los hechos.

Y quizá, algún día, sepamos por qué las colas son largas

en el Corte Inlgés, - una vez que hemos comprado ya

el papel higiénico, el arroz y los huevos -,

en la agencia de viajes.

Un billete, por favor.

Un billete para ir a algún sitio,

no importa dónde, lejos del barrio.

Cuando cantemos creyendo que el paraíso existe,

que de verdad hay una playa

y una isla desierta

y un cocotero

y una palmera,

cuando cantemos, por fin, convencidos

de que el paraíso existe,

los dioses serán menos,

ya no tendremos tantos sueños.


Del poemario Sin cobertura (La Bella Varsovia, 2010):

18:33

Al hilo rojo

Los bancos del parque son

mis paradores de ciudad.

Un anciano deambula en línea recta.

Un joven se acerca. Se estrechan los cuerpos.

-Perdone, tiene usted una pegatina en su espalda-.

-Gracias, joven. Estos niños de hoy en día…

Muy amable. ¿Tendría usted hora?-

-Sí, claro, las seis y media-.

-¿Cómo se llama?-

El tentempié de los árboles.

La distancia entre los dedos y

el rastro de unos zapatos

de cordones desatados.

La tarde tiene sabor a castaña recién hecha.

-Perdone, tengo prisa-.

-Disculpe. Muchas gracias-.

Y vuelve a colocarse su pegatina en la espalda.


Del poemario De ida y vuelta (Premio Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos – Difácil, 2009):

Daumesnil

Se asemejan las libertades.

Materias contenciosas: el peligro de ir en línea recta.

En esta parada dibujamos círculos de oxígeno para el horror de la existencia.

Aún quedan esperanzas clavadas en los arañazos del vagón.

Y entonces sobreviene el porqué de las cosas. De todos los sueños.

Casi dormidos. Sin estar alerta, podremos todavía imaginar.

Hay rastrojos y escombros en sus párpados,

pero el vagabundo sabe de dónde vino.

El futuro es un vagón de metro.

Sonámbulos que gritan: vagabundos.

Quizá

sean los únicos que conozcan, a ciencia cierta,

su destino.


Del poemario La selva en que caí (Torremozas, 2007):

El solitario

Que nadie vuelva a nacer como vino al mundo

es comprender el eterno paso del tiempo

cuando el segundero marca el tic tac vespertino.

Hay miradas tristes con arrugas en los anteojos

y suspiros que gritan en silencio cada noche

cuando queremos cerrar los ojos.

Niñez veloz, interrogantes en el iris de dos ojos negros.

Los hombres y mujeres que recorren el trayecto en solitario

conocen los rayos de las tormentas y la sequía del

verano como los campesinos pobres de la tierra

en que viviste.

Pero la soledad, a veces, también es una victoria.

Engendrados en los vientres de las madres que

amamantan con la leche del hambre,

los solitarios se inventan poco a poco

el sonido de un beso a la interperie.

El mundo está lleno de ausencias cuando nos invade

la muchedumbre. El solitario busca, incansable,

entre la maleza. Eco insonoro que nunca vuelve.

El mundo se vuelve sordo.

22 de noviembre de 2010

Rocío Cerón


Nota bio-bibliográfica

Rocío Cerón
(Ciudad de México, 1972). Ha publicado los libros de poesía Basalto (México, 2002) por el cual recibió el Premio Nacional de Literatura de México Gilberto Owen 2000; Soma (Buenos Aires, 2003), Apuntes para sobrevivir al aire (México, 2005), Imperio/Empire, edición bilingüe e interdisciplinaria (México, 2009; República Dominicana, 2009); La primavera comienza muy tarde (Uruguay, 2010) y Tiento (México, 2010), entre otros. Obra suya ha sido traducida al inglés, finés, sueco y alemán. Desde 1996 desarrolla proyectos de poesía visual y desde 2007 imparte POLILAB, laboratorio de formatos textuales en soportes no convencionales. Web: http://rocioceron.blogspot.com


América*

Se llamaban Krusevac, ahora Cruz. Los edificios transpiraban. Era una isla o un monte cubierto por chozas. Cosa de hombres. Las mujeres guardaban papas, construían el mundo. Cosa de tiento insulso, se pensaba. Paisajes de tonada suave con acordeón de fondo. Astucia. Proa que acumula sal. Toma mi brazo, corta el ligamento: necesito dejar el gusto por el ajvar. Callaron las aves a su paso. Remo. En el fondo, los peces intuían. Algunos fosos guardan familias enteras. Pero ellas son salvas. Todas las lenguas de Europa desaparecieron. Tierra. El dulce de manzana no trae olor a clavo. Cada letra deletrea una estancia. Estas mujeres son mis madres. Desde ese día −América− la piel de mis mejillas es llanura.


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Todo exacto, piedra sobre piedra, bajo el estupor. Tengo adherida a la piel −planta del pie−, un nombre preciso, una esquirla dentada (aguijón o filo o tenso nudo), cristal a la uretra. Guardo una voz que es sombra, carta y anunciación: América se hunde. Hay una montaña o casa frente al mar que esconde un secreto. Manto, el desierto es manto. Se escucha una bestia colmada de fraguas: negros y blancos inventando heredad. Tengo en las manos un país del que he sido arrojada. Cinco millones de emigrantes caben en la cuenca de una sangre común. América es una madre que mata.

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Herrumbre. Contener el puño. La gravedad de las últimas hojas y la nieve. Escucha el resoplido insular. Tan lejos y cercano. El mar brilla para todos pero cerca del carbón sólo resta el miedo. Defendernos de. Acentos sonoros recuerdan a Siberia. Crudo, el frío. Pero en Siberia nunca llega el otoño. Aquí −casi temblando− hay que ir codo con codo. Aquel jardín o muro o tierra nueva. Hacer la América. Herrumbre: desde Portobelo y hasta la Patagonia. Acero sin distinciones. A ojo se hace el tiento. El polvo ensombrece las extensiones de tierra. Lentitud entre los pasajeros: pegar el oído al subte, algo se inflama. Algo ya marca el cuerpo.

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América es un desierto sonoro. Cazuela de ave levanta muertos, ají de gallina abre sosiego o trucha arcoíris empina rubias. Oscuras nubes modulan temperamentos de valle y bufeo. Crujido de lastras de Machu Picchu. −Oscuro oficio éste de ser santa. Yo tenía una tierra, me despojaron de ella, ahora hay un parque de diversiones: juegos replican la muerte y son la muerte. Algo en la vereda (zanjita, zanja devuélveme el tino, la cara cierta de mi tierra) es sepultura y nacencia. Aguachile que bulle en la quijada. Cacao herido que trae consigo tintineos de piedra. Cárcamo de agua de Tláloc, chacras marítimas de Manantiales. Cabo Polonio en mi memoria. Y la fuente que no deja de abastecer el mate seco, verdoso, que enjuaga la voz de la abuela.

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Dijeron que era hija del golpe, de los barrios donde los sones son lentos y carraspean las voces y los toneles de aguardiente se empujan sin trozo de pan; dijeron que era hija del desprecio, de esclavas, de amargas noches de cama entre soldados y cuerpos cobrizos; dijeron que era una mártir –estaban, están equivocados−, luego le dieron algo de espejos y algo de carne de cerdo, algo de nuevos nombres y nuevos apellidos; le enseñaron el uso de la rueda (ya conocía el cero); casi la mata la fiebre. Y de cada golpe ha salido más fuerte. Como el poema, América es una dura cicatriz en el cuerpo.

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La Hispaniola. Como si fuera la primera tierra. Que es. Y en ese recuerdo cupieran ya todas las noches de América. Rastro. El ron mantiene a los hombres embrutecidos, me digo. Mi abuela reza con el vaso de vodka junto, orar es mentirse a uno mismo, me dice, pero conforta el alma. Como el destilado de oro falso. Nacimiento. Como cadalso al que se entrega uno con la boca abierta, deseosa de alimento naufrago. Montar la oveja, me digo. Ahora los tenis Ducati, el floro que trae de gracia una hembra ke buena, las cadenas de oro al cuello, la camisa fina, la marca atrapando al cuerpo, gritando proveniencia. América se hunde, y nadie se ha dado cuenta. La otra América le ha chupado el seso.

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Dame un tostado. Una jerga que mantenga las cuerdas vocales de mi lengua. Quiero un trapecio. Flotar en él. Quiero la astucia que da la cafeína. Sumergirse en. La otra tierra. Galones enteros. Miles de litros de sangre. Quiénes eran y quiénes son. Todos situados sobre una cuerda. Precipicio. Desde las ruinas de la lengua una tesitura arrogante. Hay una franja de tierra sin nombre. En el fondo de la taza, me dice una gitana en el Parque Forestal, hay una imagen: hombre que aún recuerda a su hija. Detente, la otra tierra y ese perfil masculino que apenas resulta de las sombras. Serbia era cobijo −Atlántico− hoy es un lago. Idea del lago.

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De la tumba una flor. Plástico decolorado, tierra. Grobnica-París. De Europa sembradío nucas cisternas donde guardar vestigios. Neblina y carbón. Heno y draga, flotantes. Antes del roce sargazos, reflujo luminoso de rostros. Toda la familia astillada. Óleo de museo. Cementerio y nicho para ahondar en el nervio. Cauce púrpura, plantación de cuerpos en otros cuerpos. Cauterio. Atravesar el bosque: mucha fe en los labios. Ni el uniforme salva. Allá, en el Golfo de México, secretan zumbantes las aves. Caverna o cardo. Mar gasa, llave al pliegue. La superficie del agua recuerda a los muertos. −Desvanecerse, entre las arrugas de cada pliegue de la madre. Contenga el aire. Pulmón. Respire profundo. ¿Siente dolor? ¿Siente aquí, sí justo aquí? Es el miedo atrapado. Es América atada en cada corva. Astilla, flor recogida en Kalemegdan. Y en cada esquina la imagen de un jardín hecho de voces.

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Los platos vacíos. En el fondo, el campo de gravedad es el tono. El azul. No azul sino provincia y rastro, donde hemos dejado −Eleonora flotante a la mirada. Cielo. La mirada hace la patria. Su país se le ensancha se le gesta se le encima. América no es orquídea ni animal o pariente. Tersa era la voz de la abuela. América deambula entre franjas. Acarrea agua sucia. Retoña entre la mierda. América madre. América padre. Ofrenda algo. Ofrenda algo de cuerpo a la Pachamama. Entra a esta tierra y hazte un orificio en la lengua. Forma y pasaje en el sermón de las piedras. Nudo ciego entre ríos. Cordillera. Tu piel −Atacama & Sonora, es concentración, vueltas en círculo, cartografía y nudos. Siglo.

*Fragmento tomado del libro Tiento (UANL, 2010).


19 de noviembre de 2010

María Salgado

María Salgado. Foto de Pepe Calvo, Sevilla, Ladyfest Sur, 2009.

Nota biográfica

Madrid, 1984. Ha publicado ferias (UP José Hierro de S.S.Reyes, 2007. III premio Félix Grande) y 31 poemas (Puerta del Mar, 2010). Escribe globorapido.blogspot.com Hace fanzines, bandas, recitales y pruebas siempre de baja tecnología.

Selección de poemas

*

no sobreviviré en la facilidad

ni en el agua viciada de las bodas

esa que de reposar y del humo

está seca está vencida

no sobreviviré y es objetivo el punto

cada cual que maneje sus variables y probables

fallas de ser o de vida

yo no duraré - no hagáis drama

de lo que ya sabíamos

Laberinto de palabras mayores

- homenaje a J. Ashbery-

I.

Empezaremos por aquí a limpiar los coches.

Dales del agua de la pila grande. Aborda tus asuntos siempre.

Contra la verja de fuera encontraron apoyado un viejo tipo

de hombre, nada. Es sólo un travelling.

Si recuperas la bocanada de aire no la sueltes ¡Suerte!

La vida, la vida en fin, necesariamente asusta a los objetos

y a ti como objeto máximo y sin vida.

La camisa tiembla colgada del acero.

II.

Qué sed de repente. La señora del problema motor bebe

con dificultad. Sin agarrar del todo también es posible;

sin valor ninguno, no. Es como el celador del piso undécimo.

El del anillo rojo que se lanzó hacia abajo

vidrio

piedra

lazos de sueño de suicidios anteriores, es sólo un travelling,

y el plano horizontal en que se agota, por fin, este valor.

III.

Hay sectas con razón que te preparan para decir SÍ o NO.

Todo o cualquier cosa marca la tímida espalda que deja ver

tu camisita rota por el viento del travelling.

Sólo así, al caer la tarde, sé que no hemos amanecido nada

ni mis asuntos tienen pinta de cerrarse con un brillante broche.

L'heure bleue

Una alimaña de aire

(no) ha hecho presa en ti

para soplar su espiga

por tu espina.

Pareces mentira cuando

(no) bailas

porque (no) tienes copa

(n)i ramas siendo un animal

dentro del tubo de otro, algo

como una campana.

Si (no) bailas, detengo

los pulmones hondamente

en busca de la (des)aparición azul

de un nido.

En el arbor de tu

brazada muda, de tu

cuerno invertido

me quedo (sin) la boca y

talo mi salud un poco más.

Luego es ya la hora que NO tiene sonido,

estoy perdiendo aire,

así el deseo*

*Claudio Rodríguez

in the mood for no

árbol en el hueco de un secreto:

sólo crece si

lo abrasan

secreto:

determinada faringe

sobre determinado pliegue de vocal

voz desde el hueco

del árbol:

no

*

LA PIROTECNIA HA DURADO 16 AÑOS

APARICIONES FÍLMICAS SE HAN SUCEDIDO

HACIA LA TARDE UN ALCALDE

SOBRE LA BOLA DE FUEGO DECLARA

UN CURSO DE DESIERTOS

COSTUMBRE ES El COLOR

ACOSTUMBRADO EL PASO

NO HAY ESTÁTICA

PARA LOS VIANDANTES MONTE HAY

PARA LOS EXPLORADORES CURVAS HAY

Y UN VIENTO DE TODO AL TODO SILBO

CONTRA LA VECINDAD SE HA FUGADO

LA PRESENCIA ENTRE LA VECINDAD

UN ÓRGANO VACÍO HACE DE VIENTO

A LA CLAUSURA DEL ASENTAMIENTO

FALTARON TODXS /FIN DEL LUGAR

TAL COMO LO ENTENDÍAMOS


FIN DE LA CELERIDAD

CASTILLOS EN EL AIRE PARA

LOS VERDADEROS CORREDORES

/DANZANTES EN LA ARENA

EL VIENTO ENTRA EN LA RADA

TAMBIÉN A DORMITORIOS MIENTRAS ORO

PURO PLATA VOLATILIZAN SU ESPESOR

ESCASEA EL PAPEL TIMBRADO EN HULE

EL TUL ES INCAPAZ DE ABRIGAR

NIÑXS INRAPACES SIN SORPRESA

JUEGOS VIEJOS /PREGUNTAS VACÍAS

UN MUNDO QUE DEJA DE RODAR POR TANTO

UN MUNDO DE NINGUNA CONSECUENCIA

SIN CONECTORES /LISTO

A PERDER ALGUNAS LIBRAS


(poética de tecla insert)

memorizo antes de escribir a no ser que escriba antes de memorizar;

escritura sobre escritura, paso antes que huella, paso que se come las huellas,

pie que se muerde los puños, niño que no nace, viejo que rejuvenece

Escribir o morir alternativamente, ¡oh payador!

(poética de insert-coin)

escribo sin memorizar porque todo lo que no sé se guarda en la hucha de mi escritura;

escritura que se combina con números de suerte en la máquina trucada;

escritura sobre vidrio, retraso en la madera; escritura prohibida, vasos de papel

en el campo de presos de Guantánamo

Oh payador, el mundo se escribe sobre una transacción cerrada en un baldío

(poética koiné)

los disturbios de anoche en Yvelines recuerdan a los de antesdeanoche en Villiers-le-Bel

y a los de dos años atrás en la columna suburbial francesa

tags de transmisión del post: Banlieue, Sarkozy, Marsella, Fuego, Citoyens,

hijos de la patria, payador, sabed: que el jour de gloire est arrivé,

que viene el tiempo de los signos mudos luminosos

Escritura en el efímero en el páramo en la sierpe

(payador 1)

escribo pulsos de neón descabezados, poca luz líquida sobre un inmenso raso negro;

escritura fría — mecanografía; escritura quieta; latido contra chapa

escribo como fi njo y sufro alternativamente catalepsia y epilepsia, o el emblema

Ian Curtis da de beber a Santa Teresa

(payador 2)

miedo de que se acabe lo que no ha comenzado; miedo de que caiga la casa sin construir

escribo porque cabe llorar en las inmediaciones de la casa desplomada

o en un terreno infértil holográfi co de santos sedientos de electricidad

Oh los impulsos del doble, del triple, del número de desaparición


(payador 1 y 2)

Desdóblale el peso al místico, hace de él la cruz dos místicos;

uno diurno aguarda en silencio, otro nocturno enmudece;

escritura sobre escritura, paso antes que huella, paso que se come las huellas

escriben porque se despliegan hacia donde dure el gasto o

alternati-va-men-te-muerte

la melancolía un número de veces hace

la melancolía un número de veces

sobre la arena el paisaje no de una ciudad

la melancolía un número de veces

la cuerda húmeda entre el cableado

la melancolía un número de veces

campos cultivados al azar

la melancolía un número - 3

la melancolía un número - 7

la melancolía un número - 4

la melancolía un número -2

la melancolía un número - 2

la melancolía un número - 2

la melancolía hace

animal de agua al animal de raciocinio

la melancolía hace

contorno en la costilla y la mandíbula

la melancolía hace

un número de veces

una serie de números del espejismo

una serie del número de un espejismo

una serie de un número del espejismo - un ser humano


la melancolía una nuez

de escritura aproximada

hacer mientras se desconoce

hacer desconocer un bucle

la melancolía un número infinito

de números finitos - 3, 9, 12, 31

la melancolía menos 1 ojo

1 ojo guiñado y otro que lee

1 ojo que escribe otro ojo roto

abres la mirada

y desaparece tu mano buena

la palabra que quieres gritar

se hace h muda de otra palabra

la melancolía el dos que ya no está

existe un punto de llegada (kafka) pero ningún camino


la melancolía un nudo

lo que quisiste y no está lo que está y un hueco

la melancolía el zapador: cargo cargo cargo

la melancolía de repetición de un único fallo

el único error igual a sí mismo

un número entero el uno la única piedra

la melancolía el yerro

el campo sin oeste sin final de las cosas

la melancolía cuanto más cerca un número - 3

cuanto más cerca un número - 7

cuanto más cerca más difícil - 4

cuanto más cerca más difícil - 2

cuanto más cerca hacerse daño - 2

cuanto más cerca hacerse daño más difícil - 2

cuanto más cerca hacerse daño más difícil - 2

cuanto más cerca hacerse daño más difícil - 2

todas las veces menos una hacerse daño - 2

la melancolía menos una vez cuanto más cerca


la melancolía un número de veces hace

una pregunta por el tiempo que arrasa la ruina de un día

la melancolía un número de veces hace

el instante raso que desacelera el ruido del tiempo

la melancolía un número de veces hace

el cálculo improbable 3 7 4 22 2 de las veces de un número

8 7 4 8 5 63 49 029 09 00 70 - lo que la heroína sea

8 7 4 8 5 63 49 029 09 00 70 - si es que algo debilita todo el tiempo

8 7 4 8 5 63 49 029 09 00 70 - que a través de sí destruye el tiempo

- por ejemplo un agujero la mella de un diente

- por ejemplo carne muerta enfebrecida

- por ejemplo el campo abierto atormentado

- por ejemplo perros que siempre se persiguen

- por ejemplo las correas que atan a la cama

02 030 22 3 7 4 22 2 2 2 2222 - la parte del amor

02 030 22 3 7 4 22 2 2 2 2222 - la parte del apartamiento

02 030 22 3 7 4 22 2 2 2 2222 - el dolor insoportable de un duelo

02 030 22 3 7 4 22 2 2 2 2222 - o de un tamaño

02 030 22 3 7 4 22 2 2 2 2222 - el alma buena

el alma buena no existe - se evapora

en cuanto la mencionas

la melancolía un número de veces hace

la melancolía un número de veces hace

un número de un número incontable, un sinnúmero sin límite

y sin cero - un ser humano